Breve Vistazo a la Historia de la Iglesia durante el siglo XX
Luego
de la segunda guerra mundial, la cual sirvió mucho para que los cristianos se
examinasen respecto a la postura que tenía que tomar ante tanta muerte y
violencia, donde hechos como la muerte de judíos en la cámara de gas (6.000.000
aproximadamente), llevo a las Iglesias a protestar por la persecución de los
judíos. Esto originó un evangelismo más auténtico en su concepto de la verdad.
Institutos bíblicos, como Moody, universidades, tales como Wheaton, y
seminarios cristianos, tales como Fuller y Dalias, fueron fundados por líderes cristianos
preparados y comprometidos con la doctrina y práctica evangélica en todos los
ámbitos de la vida.
Es
de suma importancia destacar innumerables hechos que marcaron el desempeño de
la iglesia durante este siglo, luego de la segunda guerra mundial, entre tantos
se puede mencionar la modificación de las fronteras de Europa. Alemania quedo
dividida en dos, en la URSS, la lucha antirreligiosa es violenta, especialmente
en los Estados Bálticos. En Lituania los presbíteros se resisten a la
sovietización. En Francia tuvo gran éxito la democracia cristiana. La Formación
de la OTAN en 1949. La Iglesia francesa desea renovar el pastoral, con el fin
de re-cristianizar la sociedad.
El
siglo XX también es el siglo del Ecumenismo y de las Misiones. Es el siglo de una
minoría de cristianos que intenta acrecentar la fe. También, es el siglo de un
desánimo espiritual y social, de una confusión intelectual.
En
la historia la Iglesia ha intentado responder a su misión anunciando el
Evangelio de Jesús y estableciendo el Reino de Dios, y al ser la historia de la
Iglesia vemos que hay tensiones que suponen unas esperanzas y utopías. Estas se
hacen realidad a través de nuestra vida y de nuestra palabra.
La
Iglesia de hoy sigue adelante intentando proclamar el Reino de Dios, y todos
los cristianos como miembros de la Iglesia, somos responsables de que esto se
haga realidad. La Iglesia necesita hombres y mujeres valientes que sean capaces
de seguir anunciando el Evangelio de Jesús, sabiendo que el Espíritu Santo
nunca se separa de ellos.